martes, 7 de septiembre de 2010

Premios y Castigos

Es muy difícil imaginar una sociedad u organización que funcione sin determinadas normas de premios y castigos. Esto no es casual: somos seres relativamente racionales y respondemos a incentivos. Sin embargo en muchas ocasiones considero que el actual sistema de premios y castigos funciona mal y produce resultados indeseables. Para analizarlo dividiré a los individuos en tres grandes grupos: los sobresalientes, los incumplidores y los del promedio.

No conozco otro equipo que esté feliz de ser Segundo más allá de los Cebollitas (¿se acuerdan del canto “Cebollitas Subcampeón”?). El resto de la población no es ingrata, sino que tiene motivos para no estar tan feliz. Ser “el mejor” o “el número uno” en algo premia desproporcionalmente respecto del resto, fenómeno llamado el “Efecto Super Estrella”. Basta repasar los ingresos de los “mejores” para ver cómo se comprueba esta teoría. Por ejemplo, el US Open premia con 1.7 millones de dólares al ganador, sin embargo al finalista, le paga la mitad. ¿Significa esto que el ganador juega el doble de mejor que el ganador? Claramente no. Existen partidos que la diferencia final es de dos puntos solamente. Sin embargo el nombre de uno queda grabado en el estadio y para la historia, el del otro no. En otros casos la diferencia es abrumadora. En el mundo corporativo los ingresos del CEO de una empresa pueden ser 1000 veces más grandes que los ingresos del que menos gana. Es decir, el ingreso del nro 1 equivale al ingreso sumado de 1000 empleados. ¿Serán equivalentes sus contribuciones? ¿Qué afectará más a la empresa: la falta del número 1 o la falta de 1000 personas en el equipo?

Por lo tanto ser “el mejor” o el “número 1” en algo paga muy, pero muy bien. Pero, ¿es este el resultado socialmente deseado? Por lo menos para mí no lo es. Debemos premiar la excelencia, debemos recompensar con mucho a los que más se destaquen y más se esfuercen, no tengo dudas. Pero socialmente visto el modelo actual es bastante injusto. Alguien tiene que pagar los miles de millones de los más destacados. ¿Imaginen quiénes lo pagan? Además, los número 1 generalmente no llegan ahí por el dinero. Ser el número 1 en algo exige muchísimo esfuerzo, dedicación y más que nada el sacrificio de otras demandas. En cambio hay otras cosas que los número 1 anhelan y que justamente el dinero no puede comprar, por ejemplo, el reconocimiento. Una sociedad que recompensa volviendo ricos solo a unos pocos fomenta una competencia atroz. A su vez genera frustaciones terribles para los que son muy buenos, pero no llegan a ser los mejores.

En el extremo opuesto están los incumplidores. En este caso la sociedad tiene una solución muy clara para ellos: la vara del castigo. Si no aprobás las materias, repetís; si robás, vas a la cárcel; si el empleado no rinde; se despide. Mi pregunta es: ¿y después qué? En casi todos los casos, el castigo solo sirve para temerle pero no corrige la conducta inadecuada. Por lo tanto existe una falta generalizada de dos elementos clave. En primer lugar prevención. En el caso del estudiante que no estudia, lo que todos queremos es que aprenda, no que repita. Por lo tanto atacando el problema a tiempo se puede prevenir y corregir la conducta inapropiada a tiempo, antes de llegar al castigo. En otros casos es muy difícil prevenir y ahí es adonde falta el segundo elemento clave: la educación. Un ladrón necesita, además de castigo, aprender que no debe robar y se le debe proveer de las herramientas necesarias para reinsertarse en la sociedad. Todos en algún momento nos equivocamos, pero también nos gustaría recibir una segunda oportunidad. Claro está: es más fácil castigar que enseñar. Es aún más difícil enseñar a los que no quieren aprender. Pero tampoco sirve el castigo sin prevención ni educación. Ejemplos sobran de los resultados de este modelo.

En tercer lugar está la mayoría, los del promedio. Aquí se encuentran los que no se destacan ni para bien ni para mal, pero los que día a día cumplen con sus responsabilidades. Sin embargo, ¿qué hace la sociedad con ellos? Nada. Ante algún reclamo de reconocimiento, la sociedad le responde: “es tu trabajo”. Para este grupo no hay laureles ni millones. No hay portada en la revista ni monumentos. Sin embargo son los que hacen posible que nuestro sistema funcione, nada más ni nada menos!!! Son los que están detrás de cámara cuando los que reciben los premios se sacan la foto. Y en la mayoría de los casos, son los que hacen posible el éxito de los sobresalientes y el rescate de los incumplidores. Hasta en el caso de éxito más individualista siempre detrás del destacado hay un equipo. Pero otra vez, las gracias al equipo, pero la gloria para “el mejor”.

Este artículo no se trata sobre distribución del ingreso aunque parezca. Intenta reflexionar sobre una nueva forma de incentivar premiando de forma más justa; de fomentar el esfuerzo y la excelencia, pero de forma tal que el primer grupo sea más grande; de prevenir y educar para que los incumplidores cada día sean menos; y finalmente de reconocer a los del medio, ya que sin ellos nuestro mundo no sería posible.

sábado, 28 de agosto de 2010

El Costo Oculto del Importado


Hace casi 10 años, Osvaldo Rial, quien fue presidente de la Unión Industrial Argentina, escribió un libro titulado “La Dictadura Económica”. En el mismo, el economista Antonio Margariti, presenta una explicación brillante de la diferencia entre importar y producir localmente. El ejemplo utilizado dice más o menos así:

“Concurran a una librería para comprar un lápiz de madera con goma de borrar incorporada. Les ofrecerán uno de origen chino y otro nacional”. Digo yo, como es de suponer, el chino es más barato, ¿no? Pero..., ¿realmente lo es? ¿estás seguro? Margariti continua...

"Para fabricar un lápiz y cortar el árbol de cedro en Misiones se necesita una motosierra escandinava ensamblada en Tierra del Fuego, las sogas de cáñamo para levantar los troncos se trenzan en Jujuy, las grúas alemanas autoportantes que cargan la madera son alquiladas por una empresa de Granadero Baigorria (Santa Fe) y los camiones para transportarlas se fabrican en Tucumán. Para hacer la mina hacen falta el grafito de Ceilán, la turba de Río Negro y arcilla extraída de Paraná. La matriz para la anilla de bronce se produce en Rosario con flejes de acero fabricados en San Nicolás. El latón colocado en el extremo del lápiz se lamina en Olavarría y el caucho de Matto Grosso se procesa como goma de borrar en Pilar […]. El cedro misionero se tornea en varillas finas, se le dan seis manos de laca producida en Avellaneda y es cubierto con pinturas y pigmentos importados de Leverkussen. Finalmente se sujeta la goma de borrar con la anilla de latón. Después el lápiz pasa por canales de distribución mayorista y minorista antes de llegar a la librería donde usted fue a comprarlo.”

¿Se imaginan cuántos argentinos estuvieron trabajando en la producción de ese lápiz? ¿Y cuántos habrá requerido importarlo de China? Puede ser que el precio del lápiz chino sea más barato respecto del nacional. Pero el Costo Total de resignar todas las industrias antes mencionadas es inconmensurable. Al comparar los precios, ¿adónde se mide el desempleo, la pérdida de capital, infraestructura, talentos, oficios, recaudación de impuestos, etc y etc... producto de la importación? El “Compre Nacional” no es solo un bonito slogan. Es una forma concreta de apoyar a nuestro país todos los días.

Saludos, Max.


Nota: Esto no pretende ser una apología del Proteccionismo ni tampoco la defensa injustificada de industrias persistentemente ineficientes. Creo en la Globalización como motor del desarrollo. Simplemente esto es una reflexión sobre la imprudencia de integrarse al mundo sin un plan de transformación de la industria que implicó la devastación de cientos o miles de empresas locales. Esto no empezó ni terminó en los ‘90s en Argentina: es una tendencia mundial y permanente. Es función del Estado junto con el Sector Privado, anticipar, planificar e implementar las debidas estrategias para posicionar la Industria Nacional en el mundo. Tal como dice la UIA: Sin Industria no hay Nación.

domingo, 15 de agosto de 2010

Work/Life Balance


Existen centenares de malas ideas que detrás de un excelente marketing han sabido prosperar. Basta recordar innumerables plataformas políticas y discursos pomposos que luego han demostrado ser un chasco. Sin embargo, el caso del Work/Life Balance es el opuesto: una buena idea detrás de un muy mal nombre. Para los que no están familiarizados, este concepto se refiere a la búsqueda de formas de equilibrar la carga de trabajo profesional con la vida personal, de tal modo que una no se vea afectada por la otra.

Empecemos por lo más fácil. Work/Life Balance es un mal nombre. Si en promedio dedicamos al trabajo más del 70% de nuestro tiempo y energía*, no veo bien adonde está el balance. Las jornadas laborales parecen ser cada día más largas y demandantes, de forma tal que el escaso tiempo que sobra, solo sirve para descansar y retomar fuerzas para el próximo día. Por lo tanto el resultado es claramente ganador para Work. Además, si se tuviera que hacer un balance entre Work y Life, ¿entonces significa que trabajar no es vivir o no es parte de la vida? No suena lindo...

Pero en esencia la idea creo que es buena. Sería como una evolución del contrato psicológico entre empleador y empleado. Una forma más simple de llamarlo es "Flexibilidad". En criollo sería: "En algunas circunstancias, yo empleador, voy a necesitar exprimirte, hacerte trabajar 25 horas del día, ya sea día de semana, feriado, fin de semana o lo que sea. En contraprestación, cuando la carga de trabajo disminuya, voy a permitirte no cumplir el horario, no seguir a raja tabla tus días de vacaciones pendientes, trabajar desde tu casa, etc." En un mundo ideal nos gustaría que no existieran las jornadas de 25 horas. Pero bien sabemos que es la nueva realidad del mercado. Además, la compañía no te regala un celular solo para que te envies mensajitos con tus amigos...

Si bien la "flexibilidad" es un avance, está aún en su etapa prematura. Pero significa un paso firme a realmente trabajar por resultados. Implica quedarse en la oficina cuando haga falta y no desperdiciar 2 horas mirando Facebook y a escondidas. Empresas como Best Buy lo han dejado claro: "no me importa cuánto tiempo le dediques...solo me importa el resultado". Otras empresas ofrecen ciertos servicios en las oficinas para poder integrar el trabajo y la vida personal, por ejemplo gimnasio, lavandería, juegos, etc (por eso ahora algunos lo llaman Work/Life Integration). En otros casos como IBM, el 42% de los empleados a nivel mundial trabajan desde su casa (no es el mismo porcentaje en Argentina...ni cerca).

Sin perder de vista la coordinación del trabajo, creo que las empresas tienen aún mucho para hacer en cuanto a flexibilidad. Poder ofrecer diferentes alternativas de trabajo a los empleados es un win-win sin lugar a dudas: empleados más cómodos son empleados más motivados que a su vez logran mejores resultados. Ayudar con las cuestiones de "forma" del trabajo es un gran paso. En un próximo artículo discutiré las cuestiones de "fondo".

Saludos, Max.

*Una persona que trabaja 8 horas (sumando una hora de viaje de ida y vuelta, más hora del almuerzo en el trabajo) y que duerme 8 horas, solo tiene 5 horas netas para "vivir" (30% de su tiempo despierto). Claro está: si quiere "vivir" más hay que dormir menos...no hay muchas vueltas.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Excusas


Seth Godin dice: “¿Cuánto de tu tiempo en el trabajo invertís inventando excusas, creando reaseguros, evadiendo los temas y cubriéndote solo en caso que las cosas salgan mal al final?” Concluye afirmando: “En algún momento, este esfuerzo se vuelve tan grande que efectivamente nunca terminás haciendo nada, lo que por supuesto es la mejor protección contra el fracaso.”

Palabras sabias, ¿no? Me llegaron mucho ya que convivo con mucha gente con esa cultura en mi trabajo. Gente que en lugar de empleados administrativos parecen abogados, esperando casi una carta documento por cada cosa que implique algún riego para ellos. O bien algunos que para mover un dedo necesitan la aprobación de un Vicepresidente de la compañía. También están los que siempre la culpa es del sistema, de la falta de presupuesto, de que “estamos a full”, de que no se puede, etc, etc, etc…cualquier cosa menos que la culpa es suya.

En el otro extremo está la gente que se hace cargo. Que está dispuesta a asumir riesgos, de desafiar al status quo, de probar cosas nuevas y arreglar las que no funcionen, de aprovechar el tiempo en tareas que realmente agreguen valor. Y más importante, la gente que si se equivoca dice: “Fue mi responsabilidad. ¿Cómo puedo hacer para arreglarlo?”

Randy Pausch dice que la experiencia es lo que acumulás cuando no conseguís lo que querés. Esto es lo mismo a decir que el que trabaja, se equivoca y por eso, aprende. Claro, es más fácil y cómodo en el corto plazo señalar a otro lado cuando haya algún problema o en primer lugar evitar que no haya ningún problema cortando de raíz todo riesgo. Está en cada uno qué prefiere elegir: seguir el patrón o algún día convertirse en el patrón.

Saludos, Max.

lunes, 26 de julio de 2010

¿Vivimos en la Matrix?


Has estado viviendo en un mundo de sueños, Neo. La Matrix es un mundo construido para mantenernos bajo control. Estas eran las palabras de Morpheus a Mr Anderson (Neo), quien se negaba a creerlas, pero muy en su interior esta verdad lo perturbaba, lo incomodaba. Sabía que Morpheus estaba en lo cierto, pero reconocerlo era demasiado duro.

¿No se han sentido alguna vez como Mr Anderson? ¿No sintieron en su interior que algo anda mal en este mundo en que vivimos? Yo muchísimas veces lo sentí en varios aspectos, pero en esta oportunidad me gustaría discutir sobre un tema en particular que se refiere al manejo de la información y los medios. ¿No sienten que los medios hoy son medios de desinformación?

Creo que tenemos motivos para sentirnos así. Y no lo digo solo yo, hasta nuestra Presidente habla de "un mundo virtual vs un mundo real" en términos de Matrix. No es normal ver dos canales de TV y tener visiones diametralmente opuestas de la realidad, sobre los mismos hechos. ¿En cuál uno cree? Y hasta las cifras "oficiales" del INDEC ya no son creibles. ¿Cuál es la inflación real? ¿La del INDEC, la de las consultoras privadas?

Hay una industria que no para de crecer, conocida como Industria del Entretenimiento. Y está muy bien el nombre que le han puesto dado el contenido que brindan. No es casual que Tinelli y Fort hayan invadido nuestros medios, por ejemplo. ¿Es solamente lo que la gente quiere ver o hay algunos que quieren que SOLO veamos eso y por consiguiente SOLO hablemos de eso? ¿Sería la opinión pública la misma si los medios dedicaran todo ese tiempo para discutir temas como desnutrición infantil, educación, corrupción pública y privada, pobreza extrema, etc?

El poder de los medios es enorme, no es novedad. Nuestra imagen del mundo y de lo que pasa en él está en gran medida sesgado por lo que los medios nos dicen. Si estos nos desinforman, no sabemos qué idea apoyar o apoyamos cosas que no deberíamos. Ha pasado varias veces y no solo a nosotros. Sin ir más lejos, a los norteamericanos les pasó hace poco apoyando una guerra para buscar armas de destrucción masiva que nunca existieron y que la prensa nunca reparó en cuestionar.*

Tal vez estoy equivocado y todo lo que nos dicen es cierto. Tal vez las noticias son como son y se presentan en el orden que llegan. Tal vez nadie quiere distraernos ni engañarnos, nadie quiere que seamos ignorantes. Tal vez la Matrix no existe, tal vez no. Pero por ahora me quedo con la duda.

Saludos, Max.

*Una versión de Hollywood de la excusa para invadir a Irak la pueden ver en la película Green Zone que se estrenó hace poco protagonizada por Matt Damon.

domingo, 18 de julio de 2010

Bajar un cambio


¿Cuándo fue la última vez que relajaste? Cualquiera que me conozca sabe que relajar es un verbo que cuesta encontrar en mi diccionario. Cuando no estoy trabajando en algo digamos "productivo", hago cosas como investigar en Wikipedia, mirar History Channel, ver documentales, actualizar mis archivos de finanzas personales, leer La Nación...hasta cuando viajo en colectivo voy leyendo. Ni hablar de mis vacaciones con museos, monumentos, charlas con locales...etc, etc. Siento una necesidad invencible de hacer, hacer y hacer cosas, aprovechando hasta el último minuto, definiendo el transcurso entre cosa y cosa como pérdida de tiempo.

Sin embargo el otro día me pasó algo fantástico. Después de haber pasado una tarde hermosa de paseo con mi novia, me quedaron tres horas "sandwich" desde el momento que me despedí de Caro hasta verme con mis amigos por la noche. Estaba en pleno Ramos Mejía, sin auto y con poco tiempo para ir a mi casa y volver a salir. Llamé a un amigo para aprovechar ese tiempo, siempre tratando de maximizarlo, pero no tuve suerte. Sin más salidas decidí caminar para ver si mataba el rato. Me puse los auriculares un tanto excéptico y arranqué.

En pocos minutos esos momentos quedaron marcados a fuego en mí. Estaba caminando pero sin ir a ningún lado. Estaba mirando vidrieras pero sin intenciones de comprar. Estaba mirando a la gente que pasaba sin buscar a nadie. Es decir, no estaba haciendo nada. El paseo se transformó en caminata con canto y luego viaje en colectivo con canto. Y ahí fue cuando se puso mejor. Sin lugar a dudas, la gente empezó a mirarme. Claro está: era una conducta inapropiada para la situación. ¿Cómo voy a sonreir, cantar, expresar mi felicidad? ¿Cómo hacerlo alrededor de caras serias y cansadas, deseosas de volver a casa cuanto antes? En ese momento me di cuenta de que era la única persona que estaba viviendo y no solamente viajando en esa hora.

¿Cuántas veces nos la pasamos viajando y no viviendo? ¿Cuántas veces postergamos para disfrutar luego? ¿Cuántas veces ahorramos palabras, demostraciones, cosas, dinero, en pos de un uso ulterior? Hay muchas falencias en el mundo, pero hay algo que seguro todos tienen: problemas. Sin embargo hay gente que vive loca y hay gente vive feliz y tranquila. Mi consejo (y autoconsejo) del día es: Relajá y disfrutá del viaje. Bajá un cambio, sino te perdés el paisaje.

martes, 13 de julio de 2010

Nacionalidad vs Humanidad

La semana pasada un par de cosas totalmente diferentes llamaron mi atención. Por un lado el 9 de Julio celebramos un año más de la Declaración de nuestra Independencia. Es decir, hace casi 200 años que nos dividen muchas cosas, pero estamos todos de acuerdo en una: que somos Argentinos. Muchas veces orgullosos, otras veces no tanto; con defectos y virtudes; nacidos en un crisol de culturas que resultó en este cóctel...en fin y al cabo, Argentinos.

Por otro lado me encontré con un artículo en un blog que se titulaba "Qué nos puede decir el fútbol sobre las sociedades abiertas?" Entre otras cosas destacaba que el equipo de Alemania tiene 11 jugadores que nacieron en otro país sobre un total de 23 seleccionados. Es decir que casi la mitad de los Alemanes no nacieron Alemanes, sin embargo hoy tienen esa camiseta puesta. Lo misme ocurre con muchas otras selecciones.

Al mismo tiempo me acordé de la diversidad cultural con la que conviví en Manhattan, en la ciudad más grande de EEUU. Las estadísticas dicen que más de 1 de cada 3 habitantes, nacieron fuera del país. O bien hoy día trabajando con los Canadienses de Toronto se siente lo mismo, siendo su índice 1 de cada 2 nacidos fuera de Canadá. O también más cerca, en Brasil, que alberga a la comunidad Japonesa más grande con casi un millón y medio de habitantes. Lo mismo podríamos decir de la comunidad China o Coreana en Argentina, o muchos Argentinos llamados "expat" en el exterior...etc, etc...

Me pregunto qué significado tendrá la nacionalidad en las próximas décadas. Qué sentido tendrán anticuadas distinciones y complicaciones legales migratorias. Creo que en el futuro no se podrá evitar lo inevitable, que somos un mundo diverso, cada vez más intercomunicado y dispuesto a convivir en cualquier parte del planeta. La tendencia es clara y no es nueva. La gente irá adonde las oportunidades sean más convenientes. En el Siglo pasado, europeos pobres vinieron a "hacer la América". Durante este Siglo, tal vez la gente se mueva por otra cosa, como el cambio climático, no se...

Me parece super interesante conservar las culturas nacionales pero también al mismo tiempo ver cómo evolucionan al mezclarse con otras. Celebro la diversidad y estoy convencido que nos enriquece a todos. Lamentablemente aún hay mucha gente aterrada con los desconocidos. Espero que algún día podamos vivir todos en paz y que no importen las diferencias, tal como decía un amigo que lo explicó mucho mejor que yo...se los dejo, me despido por hoy y espero sus comentarios...